atinar

Definición:

Ejemplo 1:

También tenga aviso el piloto que, por qualquier viento que navegare, siempre entienda qué camino lleva, aunque muchas vezes dexe un rumbo y tome otro, teniendo cuenta de lo que se aparte del derecho camino. Esto es para que, quando mirare sus singladuras, atine a echar punto como deve. (Medina, Regimiento de navegación, 1563, fol. 59v).

Ejemplo 2:

Y para que ninguno se enfade con el vocablo peregrino de la lengua española que es parallaxe, que quiere dezir no otra cosa sino ‘engaño o yerro’, es menester entiendan en dos palabras que con esta sciencia parallaciaca se puede razonablemente atinar, no sólo quánto diste el cometa de la tierra, pero quán lexos estén los cielos d’ella y quán grandes sean los cuerpos de los planetas. (Micón, Diario grande cometa, 1578, pág. 38).

Ejemplo 3:

Y en esto algunos, o por curiosidad para más satisfación suya, o por no atinar bien con la conjectura la ora que podrá ser, empieçan a tomar con el astrolabio la altura del Sol una ora y más antes del mediodía, y assí, se tardan más de una ora en esta observación. (Tovar, Examen alturas, 1595, fol. 3r).

Definición:

Antónimos(s):

Ejemplo 1:

Ella [la brúxula] por sí enseñe dónde es el Levante y dónde el Poniente, y el Septentrión y el Mediodía, y semejantemente todos los treynta y dos vientos que tiene la navegación. Y esto no sólo lo enseña en un lugar, mas en todo lugar, y lo enseña tan cierto, que por ella atinan y aciertan todos los que navegan. (Medina, Arte de navegar, 1545, fol. IIIv).

Ejemplo 2:

¿Qué primor ni subtileza hay en el mundo tan grande que se compare con la del aguja de navegar? [...] Y con este movimiento señala dónde es el Norte y dónde el Sur, dónde el Levante y dónde el Poniente, e assí los XXXII vientos de la navegación. Y con este instrumento atinan y aciertan al lugar donde van todos los que navegan. (Medina, Regimiento de navegación, 1563, fol. 4r).

Ejemplo 3:

Y lo mismo es en I, que haze el proprio serviçio. La N es una torre, la qual sirve para dos effectos: el primero, es para que de noche se haga lumbre en ella, porque, guiados los navegantes, atinen dónde van y se lleguen al puerto. (Pseudo Juanelo Turriano, Veinte y un libros, ca. 1605, fol. 400r).