Diccionario de la Ciencia y de la Técnica del Renacimiento

La Metrología en el Renacimiento español: introducción


Francisco Javier Sánchez Martín

1. Situación del sistema metrológico renacentista

Recientemente ha surgido una serie de estudios que permiten ahondar en el conocimiento del panorama metrológico durante los siglos XVI y XVII, como el realizado por A. Ten Ros y F. Salvador Peláez (2002) en el segundo volumen de la Historia de la Ciencia y de la Técnica en la Corona de Castilla, junto con nuestras propias contribuciones1 , que vienen a ampliar otras aportaciones anteriores como las de M. Basas (1980), P. Lara Izquierdo (1984) y M. Lobo Cabrera (1989).

El historiador polaco Witold Kula analiza en sus obras el carácter auxiliar de la disciplina metrológica y defiende su importancia como ciencia auxiliar de la historia, y en particular, de la económica (cf. Kula 1977: 483)2 .

Es reconocida la relevancia de la metrología en la vida económica medieval y moderna. La burguesía mercantil ayudó a la difusión de los avances a los que asistía la sociedad del momento, progreso impensable sin el triunfo del espíritu de cálculo que originó nuevas formas de vida caracterizadas por lo cuantificable y lo calculable (cf. Flórez Miguel 2001: 28)3 . Se trata del proceso de cuantificación y matematización al que se refiere J. A. Maravall (1986)4 , fenómeno que explica la abundante producción de aritméticas prácticas, concebidas como útiles herramientas de cálculo para la resolución de los problemas del cómputo y cuyo estudio «sólo se justifica desde su posición de testigos y reflejo de una sociedad que necesita de sus técnicas para el desarrollo de la actividad profesional en el campo mercantil y financiero» (Salavert Fabiani 1994: 56)5 .

La insistente mención de la importancia de las medidas es un rasgo distintivo de estas obras, en el contexto de la utilidad de la disciplina matemática, como refleja uno de los más ilustres representantes, el matemático portugués Núñez Salaciense (1567: IIr):

De todos llos livros que nas sciencias mathemáticas tenho composto, muito alto e muito excellente Príncipe, nenhum he de tanto proveito como este de Álgebra, que he conta fácil e breve para conhecer a quantidade ignota em qualquer propósito de Arithmética e Geometría e en toda outra arte que usa de conta e de medida, como sam Cosmographía, Astrología, Architectura e Mercantil.

El mensurador debe conocer las unidades de medida, como expresa el arquitecto Juan de Herrera (1584: 9v):

Ha de tener práctica y noticia de las medidas comunes y costumbres que en esto se pratican y las ordenanças que sobre ello uviere hechas en las provincias y tierras do se hallare, para que en sus operaciones guarde la rectitud que conviene.
1.1. La diversidad metrológica en el camino hacia la unificación

La capacidad de cuantificar es propia de la naturaleza racional del hombre. A esta característica tenemos que ligar, como afirmaba Maravall (19862 : 65), “la tendencia a homogeneizar y unificar los aspectos de la vida social, por ejemplo, el conjunto de pesos y medidas (…) para reducirlos más fácil y eficazmente a cálculos”.

El proceso de unificación, que comenzará a adquirir solidez en el Renacimiento como consecuencia de los intentos centralistas de la Administración, es un objetivo constante en la mente de los monarcas.

La España medieval conoce, al menos, cinco grandes tentativas de unificación metrológica. La primera de ellas se produce en 1261, como testimonia un diploma del rey Alfonso X enviado al Concejo de León, donde se expresa:

Aviendo grand sabor de vos fazer bien e mercet, e por toller muchos dannos que recibíen los omes por las medidas que eran en muchas maneras, e maguer que ganavan en las unas, perdían en las otras; por todas estas razones e porque nuestro sennorío es uno, queremos que todas las medidas é los pesos de nuestros regnos, tan bien de pan cuemo de vino é de las otras cosas, sean unas (Vallvé Bermejo 1976: 341).

El Rey Sabio pretendía a finales del siglo XIII reducir el particularismo existente en los módulos ponderales y mensurales. Semejantes razones son las que movieron a Alfonso XI a establecer una normativa metrológica en las Cortes de Sevilla de 1347, que fue confirmada, con algunas reformas, en las de Alcalá de Henares de 1348. No obstante, que las disposiciones unificadoras de Alfonso XI no se cumplieron “lo demuestra el hecho de que los procuradores pidieran a Enrique II en las Cortes de Toro de 1369 que los pesos e medidas de todos nuestros regnos fuesen todas unas” (Cobo Ávila 1991: 11).

Es ilustrativa la petición de los procuradores de Toro, que transparenta la ineficacia de cualquier intento reformador llevado a cabo hasta ese momento. Esta incapacidad ponía de manifiesto la tensión política entre el poder municipal, por un lado, y el regio, que se iba afianzando conforme la Baja Edad Media llegaba a su fin.

De haberse cumplido la unificación, ésta habría sido expresión de varias cosas; “por una parte, del triunfo del poder real frente a los particularismos feudales; por otra, del control por la realeza del poder municipal; por último, aunque no siempre, de un deseo de claridad y simplificación que dinamizase el comercio y redujese los fraudes y la complejidad de los cálculos mercantiles” (Cobo Ávila 1991: 12).

Que las normativas reales no se acataron es evidente, un hecho incluso reconocido por los mismos procuradores6 . Por ello, los intentos siguieron produciéndose: Fernando e Isabel en 1488 y 14967 , y Felipe II en 15638 y 15689 .

En principio, como apunta el historiador polaco Kula (1980: 24), “la diversidad de las medidas no constituía un abuso en sí y era, al contrario, universalmente aceptada. Es cierto, por otra parte, que la coexistencia de diferentes medidas en un solo lugar geográfico facilitaba la consumación de abusos por parte de los poderosos”.

Esta diversidad, que es sin duda la nota más llamativa de todo el panorama metrológico anterior a la implantación del sistema métrico decimal10 , se refleja en las diferentes medidas utilizadas en los distintos países y territorios peninsulares. Muestra de ello son las equivalencias del cuartal que nos ofrece, por ejemplo, el DCVB (s.v. quartal) en Cataluña: “Mesura de grans equivalent a sis almuds (Bonansa), a la quarta part de la faneca (Mequinensa) o a la tercera part de la faneca (Calasseit)”. Ahora bien, este particularismo no es exclusivamente territorial, sino que una misma unidad podía tener una diversa significación en cuanto a su magnitud dependiendo del objeto que quería medirse11 .

En otro sentido, Witold Kula ha postulado de manera constante la necesidad de comprender el contenido social que se esconde tras las visibles diferencias. Para ello, el polaco parte del primer periodo metrológico en el que las unidades básicas de medición son tomadas de las partes del cuerpo humano, mientras que “el periodo siguiente busca sus unidades de medición en las condiciones, objetos y resultados de la labor humana” (Kula 1980: 5).

Así pues, en un principio, el hombre mide los objetos que le rodean con su propio cuerpo y se sirve de distintos miembros: brazo, codo, dedo, mano, pie…, pero llega el momento en que este sistema significativo, que expresa algo de índole humana vinculado con la persona o sus condiciones de vida o trabajo, evoluciona hacia un sistema convencional y abstracto característico de la moderna metrología12 .

Debemos tener en cuenta que uno de los objetivos de la metrología ha sido tratar de establecer con exactitud los valores de las medidas antiguas, resultado de la confluencia de sistemas procedentes del mundo grecolatino, del visigodo, del árabe y del franco. Dicha conversión al sistema métrico decimal es a menudo imposible de realizar, tal y como podremos comprobar en algunos de los módulos que incluimos en nuestro glosario, vigentes en el siglo XVI y la primera mitad del siglo XVII13 .

1.2. Clasificación de las unidades del sistema metrológico por campos léxicos

El campo léxico más representado y numeroso es el formado por las unidades de medida. Las recogemos en la siguiente tabla organizándolas por los distintos módulos: longitud, itinerarias, de capacidad, de volumen, de superficie, de extensión agraria y temporales, además de algunas escasas unidades de medida utilizadas en farmacia.

unidades de medida
longitud ana, ana agreste, bala, bes, boca, braceage, braza, braza lineal, brazada, brazo, brazo toscano, brazo de Milán, cachucho, cana (Cataluña), codo, codo común, codo geométrico, codo grande, codo mayor,codo mediano, codo pequeño, codo real, cordel, cuadro1, cuarta1,2, cúbito geométrico, cuerda, dedo, dedo geométrico, diámetro, dica, espitama, estadal, estado, grado2, grano1, grano de cebada, jeme, jineta2, mano, mano atravesada, ochava, onza2,3, onza bresciana, onza milanesa, palma, palmo1, palmo mayor, palmo menor, pelota, pértica, pica2, pie, pie geométrico, pie romano, pie superficial, pulgada, punto3, sexma, tercia, trabuco (Piamonte), ulna, ulna agreste, uncia1, vara1,3, vara castellana, vara romana, vara valenciana.
itinerarias camino, jornada, cordelada, esqueno, esqueno mayor, estadio, legua, legua común, legua de Alemania común, legua de Alemania grande, legua de España, legua de Francia, legua de Italia, legua de Suabia, mijero, milla, milla italiana, milla de Alemania, milla de Alemania grande, milla de Italia, milla de Suabia, parasanga, pasada, pasada geométrica, pasada simple, paso, paso andante, paso común, paso doble, paso geométrico, paso simple, soga, topo (Perú).
capacidad áridos almud (también líquidos), alquer, barcella (Cataluña, Valencia, Baleares), cahíz, carga, celemín, cuartal (Cataluña, Aragón), cuartillo1, fanega, mina, modio, roba, sextario (también líquidos).
líquidos acetábulo, ánfora, arroba, azumbre, cántara, cántaro, ciato, congio, cotila, cuadrantal, cuarta3, cuarta parisina, cuartario, cuarterón, cuartillo2, hemina, libra, lígula, metreta, moyo (en algunas comarcas para áridos), panilla , onza1, pipa2, sumada, urna.
volumen pie cúbico, pipa1, tonel, tonelada.
superficie ana cuadrada, braza cuadrada, cana cuadrada, codo cuadrado, dedo cuadrado, estadal cuadrado, palmo cuadrado, pértica cuadrada, pie cuadrado, vara cuadrada.
agrarias aranzada, caña, fanega de sembradura, yugada.
temporales átomo, cuadrante4, evo, hora1,2, minuto1,2, momento, punto1,2, segundo, uncia2.
en farmacia adarme, dracma, escrúpulo, grano2, libra mensural, óbolo, onza mensural, semióbolo.

El segundo campo léxico más numeroso corresponde a las dimensiones, cuya distribución y análisis presentamos en las siguientes tablas:

‘dimensión vertical’
‘sentido hacia arriba’ ‘sentido hacia abajo’
sustantivo adjetivo14
(cuantificación positiva)
sustantivo adjetivo
(cuantificación negativa)
verbo
altaria
alteza
altitud
alto2
altor
altura
puntal
sumidad
alto1
somo
sumo
bajo2
bajura
braceaje
fondo
hondable
hondaria
hondo2,3
hondor
hondura
profundidad
profundo2
bajero
bajo1
hondo1
hondoso
profundo1
ahondar
‘de menor longitud’
‘cuantificación positiva’ ‘cuantificación negativa’
sustantivo adjetivo verbo sustantivo adjetivo verbo
ampleza
amplitud
amplura
ancharia
ancheza
ancho2,3
anchor
anchura
latitud
manga
amplio
ancho1
anchuroso
ampliar
ensanchar
angostura
estrechamiento
estrecheza
estrechura
angosto
estrecho
angostar
enangostar
ensangostar
estrechar
retraer
‘de mayor longitud’
‘cuantificación positiva’ ‘cuantificación negativa’
sustantivo adjetivo verbo adjetivo verbo
alargamiento
alongamiento1
eslora
largaria
largo2
largor
largueza1
largura
longitud
longor
longueza
longura
alargado
alongado1
largo1
luengo
alargar1
alongar1
corto acortar
‘dimensión’, ‘en el espacio’ ‘dimensión’, ‘en el tiempo’
alargar1
alongamiento1,2
alongar1
largueza1
alargar2,3
alongamiento3
alongar2
largueza2

En las voces gordor15 , groseza16 , grosor17 , grosura18 y grueso19 habría que distinguir un sema ‘de los cuerpos cilíndricos’, aunque también podrían aplicarse a la longitud de un cuerpo laminar como puede observarse en este ejemplo: “Los maderos K L son muy largos y gruesos” (Juanelo Turriano c. 1605: 320v).

Finalmente, las restantes lexías parecen referirse a la magnitud de un objeto, por lo que se alude más bien a ‘tamaño’: achicar, chico, disminución, disminuir, menguar, menor y pequeño, por un lado, y acrecentamiento, acrecentar, agrandar, aumentación, aumentar, aumento, crecer, engrandar, engrandecer, grandaria, grande, grandeza, grandor, grandura, mayor, por otro.

El tercer campo léxico se refiere a los instrumentos utilizados para medir distancias, determinar las dimensiones de un objeto o cuerpo y llevar a cabo nivelaciones: acimut, acimutal, alidada, alidada altímetra, aneaje, anillo, astrolabio, báculo, báculo astronómico, báculo mensorio, báculo de Jacob, ballestilla, cálibo, calibre, calibre geométrico, cartabón, círculo acimutal, círculo vertical, compás, compás puntiagudo, compás de cuadrante, compás de puntas derechas, compás de puntas vueltas, corobate, cuadrado geométrico, cuadrante, cuadrante geométrico, cuadro geométrico, cuarto geométrico, dioptra, escala, escala altímetra, escalera, escuadra, escuadra cosmográfica, escuadra zopa, gnomon, holómetro, meteoroscopio, nivel, nivel de agua, nivel de grados, nivel de peso, pentámetro, pie pequeño, pínula, pitipié, planisferio, radio, radio astronómico, rayo astronómico, rectángulo geométrico, regla de calibre, regla estatus, saltarregla, señalador, torqueto, vara2, vilorta y vitola.

El cuarto grupo estaría formado por los términos que se refieren a las profesiones: agrimensor, cosmímetra, geómetra, geométrico2, geómetro, medidor, medidor de tierra, mensurador1,2 y nivelador.

En otro grupo se incluirían las voces que pertenecen a disciplinas relacionadas con la ciencia geométrica o a la mensuradora: agrimensura, altimetría, estereometría, geodesia, geometría, mensurador3 y planimetría.

Otro apartado lo integrarían vocablos relativos a las medidas de líneas, figuras planas y cuerpos: capacidad, longímetro, planímetro, profundímetro, rectímetro, solidímetro y volumen.

Por último, se halla un conjunto de voces, junto con algunas locuciones, relacionadas en sentido lato con los procesos para establecer las mediciones, como son: a borneo, borneadura, bornear, borneo, calibrar, canear, cuadratura, echar el cordel, echar la cuerda, en cuadro, escuadrar, marco, medición, medida, medir, mensorio, mensura, mensurar, mensurable, mensural, mesura, mesurar, nivelación, nivelar, regular, tomar la medida y varear.

A continuación vemos reflejada la representación gráfica de la clasificación semántica según su porcentaje:

Con la realización del Glosario de Metrología pretendemos sumar esfuerzos en el conocimiento del sistema metrológico del Renacimiento hispano y ofrecer una pequeña contribución a los estudios sobre temática metrológica en la época renacentista.


2. Fuentes del corpus de la Metrología

Los términos de la Metrología seleccionados en este trabajo corresponden, especialmente, a las unidades mensurales y a los instrumentos utilizados para realizar las mediciones. Muchos de estos términos se hallan en obras de distintas áreas del Corpus del Diccionario de la Ciencia y la Técnica en el Renacimiento, como las de temática matemática, astronómica y cosmográfica, así como obras de artillería y, con menor representatividad, en textos de maquinaria, legislación y minería.

Del análisis de los textos manejados comprobamos que el grupo de obras más representativo es el de las matemáticas, elenco de obras que recoge las principales unidades de medida (longitudinales, de superficie o agrarias, itinerarias y de capacidad), además de las equivalencias de las monedas y pesas de múltiples zonas peninsulares y otros países. En los tratados de Astronomía, Cosmografía y Navegación constatamos un mayor empleo de las medidas itinerarias. Por su parte, la tratadística militar refleja unidades longitudinales particulares y la designación de instrumentos singulares para determinar las magnitudes de las piezas. Finalmente, los textos de áreas como Maquinaria, Legislación o Minería, resultan menos representativos para la descripción de los valores de las unidades mensurales, aunque son imprescindibles para el conocimiento de la normativa jurídica o el empleo de instrumentos de medición y nivelación.

Reseñamos, a continuación, las treinta y cuatro fuentes más representativas para el conocimiento de las unidades metrológicas y los instrumentos de medición:

  • Álaba y Viamont, Diego de (1590): El perfeto capitán instruido en la diciplina militar y nueva ciencia de la Artillería, Madrid: Pedro Madrigal.
  • Alberto, León Baptista (1582): Los diez libros de Architectura, Madrid: Alonso Gómez, trad. Francisco Loçano.
  • Alcega, Juan de (1589): Libro de Geometría prática y traça, Madrid: Guillermo Drouy.
  • Anónimo (1554): Repertorio de los tiempos, Valladolid: Francisco Fernández de Córdova.
  • Apiano, Pedro (1575): Cosmographía, Anvers: Juan Bellero, trad. anónimo (1.ª ed. Enveres: Gregorio Bontio, 1548).
  • Aurel, Marco (1552): Libro primero de Arithmética algebrática, Valencia: Joán de Mey.
  • Cano, Thomé (1611): Arte para fabricar, fortificar y aparejar naos de guerra y merchante, Sevilla: Luis Estupiñán.
  • Celso, Hugo de (1553): Reportorio universal de todas las leyes d’estos reynos de Castilla, Medina del Campo: Juan María da Terranova y Jacome de Liarcari (imprenta de Francisco del Canto), comp. Andrés Martínez de Burgos.
  • Collado de Lebrixa, Luys (1592): Plática manual de Artillería, Milán: Pablo Gotardo Poncio.
  • Cortés de Albacar, Martín (1556): Breve compendio de la sphera y de la arte de navegar, Sevilla: Antón Álvarez (1.ª ed. Sevilla: Antón Álvarez, 1551).
  • Escalante, Bernardino de (1577): Discurso de la navegación, Sevilla: Biuda de Alonso Escrivano.
  • Falero, Francisco (1535): Tratado del esphera y del arte del marear, Sevilla: Juan Cromberger.
  • Fineo, Oroncio (mss. 1553): Los dos libros de la Geometría práctica, trads. Hierónimo Girava y Pedro Juan de Lastanosa.
  • García de Palacio, Diego (1587): Instrución náuthica, México: Pedro Ocharte.
  • González de Medina, Diego (1599): Examen de fortificación, Madrid: Pedro Várez de Castro.
  • Helt Frisio, Hugo (1549): Declaración y uso del relox español, Salamanca: Juan de Junta, trad. Francisco Sánchez de las Broças.
  • Herrera, Juan de (1584): Institución de la Academia Real Mathemática, Madrid: Guillermo Droy.
  • Lechuga, Cristóval (1611): Discurso del Capitán Cristóval Lechuga, en que trata de la Artillería y de todo lo necessario a ella, Milán: Marco Tulio Malatesta.
  • Llanos, García de (mss. ca. 1609-11): Diccionario y maneras de hablar que usan en las minas.
  • Martínez de Aranda, Xinés (mss. ca. 1599): Zerramientos i trazas de montea.
  • Martínez de Burgos, Andrés (1551): Reportorio de todas las premáticas y capítulos de Cortes (1523-1551), Medina del Campo: Guillermo de Millis.
  • Medina, Pedro de (1545): Arte de navegar, Valladolid: Francisco Fernández de Córdova.
  • Pérez de Moya, Juan (1562): Arithmética práctica y speculativa, Salamanca: Mathías Gast.
  • Pérez de Moya, Juan (1589): Manual de contadores, Madrid: Pedro Madrigal.
  • Poça, Andrés de (1585): Hydrografía, Bilbao: Mathías Mares.
  • Pseudo Juanelo Turriano (mss. ca. 1605): Los veinte y un libros de los yngenios y máquinas.
  • Roiz, Pedro (1575): Libro de reloges solares, Valencia: Pedro de Huete.
  • Rojas, Christóval de (1598): Teórica y práctica de fortificación, Madrid: Luis Sánchez.
  • Sacrobosco, Juan de (1545): Tractado de la sphera, Sevilla: Juan de León, trad. Hierónymo de Chaves.
  • Sagredo, Diego de (1526): Medidas del Romano, Toledo: Remon de Petras.
  • Santa Cruz, Alonso de (mss. ca. 1567): Libro de las longitúdines.
  • Ufano, Diego (1613): Tratado de la Artillería, Brusselas: Juan Momarte.
  • Vandelvira, Alonso de (mss. ca. 1591): Libro de traças de cortes de piedras.
  • Vitruvio Pollión, Marco (1582): De Architectura, Alcalá de Henares: Juan Gracián, trad. Miguel de Urrea.

3. Bibliografía

BASAS FERNÁNDEZ, Manuel (1980): Antiguo sistema de pesos y medidas, Vizcaya: Caja de Ahorros Vizcaína.

COBO ÁVILA, Jesús (1991): Informe de la ciudad de Toledo al consejo de Castilla sobre la igualación de pesos y medidas de Andrés Marcos Burriel, Toledo: Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, Diputación Provincial de Toledo, 7-33.

CORRALES ZUMBADO, Cristóbal (1977): El campo semántico ‘dimensión’ en español, Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife.

CORRIENTE, Federico (1996): “Los arabismos del portugués”, Estudios de dialectología norteafricana y andalusí, 1, 5-86.

ENRIQUE GRANADOS, Carlos y Manuel LÓPEZ RODRÍGUEZ (1998): La metrología en el Diccionario de la Real Academia, Madrid: Ministerio de Fomento, Centro Español de Metrología.

GARCÍA CABALLERO, José (1731): Breve cotejo y valance de las pesas y medidas de varias Naciones, Reynos y Provincias, Madrid: Imprenta de la viuda de Francisco del Hierro.

GARCÍA FRANCO, Salvador (1957): La legua náutica en la Edad Media, Madrid: Instituto Histórico de la Marina.

GONZÁLEZ RAPOSO, Mª del Salvador (1998): Introducción a la metrología histórica, A Coruña: Universidade da Coruña.

GUTIÉRREZ RODILLA, Bertha (1998): La ciencia empieza en la palabra. Análisis e historia del lenguaje científico, Barcelona: Ediciones Península.

KULA, Witold (19773): Problemas y métodos de historia económica, Barcelona: Ediciones Península.

————(1980): Las medidas y los hombres, Madrid: Siglo XXI de España Editores.

LARA IZQUIERDO, Pablo (1984): Sistema aragonés de pesos y medidas. La metrología histórica aragonesa y sus relaciones con la castellana, Zaragoza: Guara Editorial.

LOBO CABRERA, Manuel (1989): Monedas, pesas y medidas en Canarias en el siglo XVI, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria.

LÓPEZ PIÑERO, José María (1979): Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII, Barcelona: Labor Universitaria.

————(1982): La ciencia en la historia hispánica, Madrid: Salvat.

LÓPEZ PIÑERO, José María, Thomas F. GLICK, Víctor NAVARRO BROTÓNS y Eugenio PORTELA MARCO (1983): Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Barcelona: Península.

MARAVALL, José Antonio (1984): Estudios de historia del pensamiento español. La época del Renacimiento, Madrid: Ediciones Cultura Hispánica.

————(19862a): Estado moderno y mentalidad social (siglos XV a XVII), Madrid: Alianza Editorial.

————(1986b): Antiguos y modernos. Visión de la historia e idea de progreso hasta el Renacimiento, Madrid: Alianza Editorial.

MEXÍA, Pedro (2003 1540): Silva de varia lección, Madrid: Castalia (ed. de Isaías Lerner).

REY BUENO, María del Mar (1994): “El informe Vallés: modificación de pesas y medidas de botica realizadas en el siglo XVI”, en La Ciencia en el Monasterio del Escorial, Madrid: Estudios Superiores del Escorial, 559-584.

RUBIO SERRANO, J. L. (1988): “Las unidades de medida españolas en los siglos XVI y XVII”, Revista de Historia Naval, 20, 77-93.

————(1989): “Métodos de arqueo en el siglo XVI”, Revista de Historia Naval, 24, 29-70.

————(1991): Arquitectura de las naos y galones de las flotas de Indias (1492-1590), 1, Málaga: Ediciones Seyer, 93-111.

RUIZ-CASTILLO BASALA, Luis (1976): Historia de la ciencia de medir desde la antigüedad hasta el siglo XVII, Madrid: Universidad Politécnica de Madrid, Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales.

SALAVERT FABIANI, V. L. (1994): “Aritmética y sociedad en la España del siglo XVI”, en Santiago Garma, Dominique Flament y Víctor Navarro (eds.), Contra los titanes de la rutina, Madrid: CSIC, 51-69.

SÁNCHEZ MARTÍN, Francisco Javier (2005): La medición en la ciencia y la técnica del Renacimiento: Estudio léxico, Trabajo de Grado, Universidad de Salamanca.

————(2006): “La metrología, una disciplina transversal en las artes prácticas renacentistas”, en Gloria Clavería y María Jesús Mancho (eds.), Estudio del léxico y bases de datos. Bellaterra: Universitat Autònoma de Barcelona, 137-155.

————(2007): “Apoximación al léxico de los pesos y las medidas de capacidad en la época renacentista”, en Interlingüística, 17, 951-960.

————(2008) “Aproximación al léxico de la práctica mensuradora en el renacimiento: El cuerpo humano como base del sistema metrológico”, en Actas del II Congreso Internacional de Lexicografía Hispánica «El diccionario como puente entre las lenguas y culturas del mundo», 789-796.

————(2009): “Medidas de longitud e instrumentos de medición aplicados al ámbito militar: Estudio léxico”, Revista Interlingüística, 18, pp. 1017-1026.

SZASZDI NAGY, Adam (1991): La legua y la milla de Colón, Valladolid: Publicaciones de la Casa-Museo de Colón y Seminario americanista de la Universidad de Valladolid.

TEN ROS, Antonio E. y Federico SALVADOR PELÁEZ (2002): “La metrología”, en Luis García Ballester (dir.), Historia de la ciencia y de la técnica en la Corona de Castilla, Edad Media, Valladolid: Junta de Castilla y León, 529-537.

VALLVÉ BERMEJO, Joaquín (1976): “El codo en la España musulmana”, Al-Andalus, XLI, 339-354.

————(1977): “Notas de metrología hispano-árabe II. Medidas de capacidad”, Al-Andalus, XLII, 61-122.

VICENTE MAROTO, M. I. y M. ESTEBAN PIÑEIRO (1991): Aspectos de la ciencia aplicada en la España del Siglo de Oro, Salamanca: Junta de Castilla y León.


1 Sánchez Martín (2006), Sánchez Martín (2007) y Sánchez Martín (en prensa).

2 También Lara Izquierdo (1984: 15-16) expresa: “Por de pronto, convendría concienciarse de que la metrología histórica, es decir, el conocimiento de las medidas y sistemas utilizados en el pasado, lejos de ser un capítulo adicional de investigaciones asistemáticas, es, o debe aspirar a serlo, una ciencia auxiliar de la historia, si por tal entedemos, aquella disciplina que permite conocer las fuentes históricas”.

3 Flórez Miguel (2001): “La otra cara del Humanismo”, en Mª Jesús Mancho y C. Blas Nistal (eds.), Pórtico a la ciencia y a la técnica del Renacimiento, Junta de Castilla y León-Universidad de Salamanca, 11-43.

4 “Antes de que Galileo se propusiera descifrar el lenguaje matemático en que está escrito el mundo, el burgués de las ciudades se había habituado a realizar un gran número de operaciones de la vida cotidiana, en términos cuantitativos. Todo se somete a peso y medida, todo se compra por dinero, el cual, en definitiva, no es más que un sistema de medida, de cuantificación de las relaciones económicas” (Maravall 19862: 164).

5 Dentro de esta corriente sobresalen como autores más destacados Juan de Ortega y Juan Pérez de Moya.

6 “Un ejemplo de ello es el reconocimiento en 1438 de los procuradores de las cortes de Madrigal de que no obedecieron el ordenamiento de Madrid de 1432” (Cobo Ávila 1991: 13).

7 “En lo que se refiere a medidas no ponderales se ordena en la pragmática de 1496, el cumplimiento estricto de las disposiciones de las Cortes de 1435, confirmando la fanega de Ávila como patrón de áridos y la cántara de Toledo como el de líquidos, así como la vara de esta misma ciudad, que continuará como el patrón oficial de medida castellana hasta que una pragmática de Felipe II de 24 de junio de 1568, convierte la vara de Burgos en la unidad de medida para todos sus reinos” (Ten Ros 2002: 534).

8 En el ordenamiento de las Cortes de Madrid de 1563 se daban instrucciones para la medida del aceite. En general, podemos afirmar que las normativas filipinas sí son importantes en el camino de la igualación.

9 Con respecto a la metrología aragonesa, el sistema de pesos y medidas aragonés ha de entenderse a partir de 1553, cuando las disposiciones legales de las Cortes de Monzón de este año imponen la implantación –con algunas excepciones, como Teruel y Albarracín– en todo Aragón del sistema metrológico de la ciudad de Zaragoza (Lara Izquierdo 1984: 31-38, 138). El autor matiza que en Aragón, frente a lo que ocurre en Castilla, no hubo una especial intervención de la realeza en la unificación ya que, en su opinión, “la coherencia y unidad del propio sistema aragonés (…) fueron las razones básicas que (la) hicieron innecesaria” (Lara Izquierdo 1984: 109).

10 No obstante, en opinión de Lara Izquierdo (1984: 25), “los metrólogos que pusieron a punto el nuevo sistema métrico decimal (…) también contribuyeron a forjar esa imagen negativa («la diversidad») de los usos metrológicos anteriores”.

11 Lara Izquierdo (1984: 20) comenta que “la unidad metrológica conocida con el nombre de arroba, (…) hacía referencia a una medida de capacidad cuando se usaba para medir cereales, tanto que funcionaba como unidad ponderal cuando se entendía referida a otros géneros; y en esta última ocasión, su magnitud podía ser distinta según se tratara de una arroba de lana, de aceite, carne, leña, etc.”.

12 “Con todo no puede afirmarse con rotundidad que el contenido social haya desaparecido por completo de la metrología actual. En parte, porque algunos sectores de la sociedad, particularmente en medios rurales, siguen aferrados a determinadas medidas tradicionales con las que encuentran más fácil captar y expresar sus propios criterios valorativos” (Lara Izquierdo 1984: 73).

13 Las definiciones de los valores que presentamos en nuestro estudio en ocasiones son aproximadas y podrán variar de las ofrecidas por otros autores, ya que el primer intento real de unificación metrológica en toda España no se produce hasta la real orden de 26 de enero de 1801, sancionada por Carlos IV. Según Ten Ros (2002: 535), “nunca se consiguió en Castilla una verdadera unificación metrológica hasta el siglo XIX, salvo en ámbitos muy especializados en el seno de instituciones singulares como el Ejército y la Marina”.

14 En el campo de la dimensión, los calificativos “no son más que cuantificadores, su forma de contenido es la cuantificación, mayor o menor, de la dimensión expresada por el sustantivo correspondiente” (Corrales Zumbado 1977: 115). En adelante marcaremos con el número volado la acepción a la que nos referimos.

15 “Y sobre la otra se pondrá esta presente ropa, la qual lleva unos cordones largos y de gordor de medio dedo” (ALCEGA 1589: 43r). Por el contrario, no documentamos gordo como cuantificación de la dimensión, sino aplicado a la significación ‘exceso de carne’.

16 “La grosseza de los tablones de esta caxa, hordinariamente, es el diámetro o ancheza de una boca” (COLPLA 1592: 33r).

17 “Hazerse a una bala a modo de bolsa del grosor que se quisiere hazer y henchirse a de pólvora gruessa” (AVPER 1590: 99v).

18 “El de las manos se da con unos palos de grossura de un dedo y de largura de un palmo” (ESDINA 1577: 83v).

19 “Pero como quiera que sea el grueso del hierro que la çircundare deve de ser el mismo anchor de la cámara, o por lo menos sus 2/3 partes” (UFTRA 1613: 54).