curioso

Definición:

Ejemplo 1:

Algunos ha avido tan curiosos y por mejor dezir cuydadosos y tan amigos de precisión que los hazen sesenta y quatro; y las cartas que esto tienen más es la confusión de las líneas que el fruto que d’ellas se saca. (Cortés de Albacar, Breve compendio sphera, 1556, fol. LXv).

Ejemplo 2:

Otra especie ay de humidad viscosa, gruessa de suyo, feculenta, llena de asientos y de hez, que por su grosedad no puede penetrar las substancias de las cosas ni incorporarse con ellas, antes la fuerça del fuego la quema y enciende, y la curiosa diligencia del alchimista la desvía y aparta. (Pérez Vargas, De re metallica, 1568, fol. 2v).

Ejemplo 3:

Los mathemáticos, con muchas y curiosas observaciones, tienen averiguado que, caminando derechíssimamente a uno de los polos, de diez y ocho en diez y ocho leguas, o de setenta y dos en setenta y dos millas, o, según Alfragano, de cinqüenta y seys en cinqüenta y seys millas, que valen diez y siete leguas, se alçan un grado. (Roiz, Reloges solares, 1575, pág. 25).

Definición:

Ejemplo 1:

Y porque algún curioso desearía saber con quántos grados y minutos de la aequinoctial ascendiesse cada un signo en esta sphera recta y qué tiempo tardava en su orto y occaso, pareciome que era bien hazer la tabla infrascripta, en la qual se verá con quántos grados de la aequinoctial ascenda cada un signo, y qué signos sean rectos y quáles sean obliquos, y quánto tiempo consuma cada uno en su orto o en su occaso. (Chaves, Sacrobosco, Sphera, 1545, fol. LXIIIr ).

Ejemplo 2:

El qual instrumento embió a Flandes al Emperador con el dicho Joán López de Bivero, dándole a entender su grande invençión, y Su Majestad lo mandó ver a muchas personas doctas y curiosas para que le avisasen de lo que les paresçía. (Álaba, Perfeto capitán, 1590, pág. 36).

Ejemplo 3:

Pedro Apiano, alemán, hombre muy docto y curioso en las sciençias de astrología y cosmographía, según lo han mostrado muchos libros e instrumentos que tiene hechos en las dichas sciençias, después de aver dado la manera de saber la longitud por el apartamiento de la Luna con planetas y algunas estrellas fixas, el qual dio a conoçer por la ballestilla, o radio astronómico que él llama, aviéndole paresçido lo que a mí, que aquella consideraçión no traýa certidumbre por causa de la diversidad de aspecto que podía tener la Luna, y a esta causa se dio a immaginar otra manera que más verdadera pudiese ser y que por ella más preçisamente se pudiese saber lo que tanto desseava, que era la longitud. (Santa Cruz, Libro de las longitúdines, ca. 1567, pág. 93).