Diccionario de la Ciencia y de la Técnica del Renacimiento
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Variantes: calendario, kalendario.
( tomado del lat. călendārĭum 'íd.' (DECH) ).
Familia léxica: calenda.

1. sust. m.

1ª datación del corpus: Nebrija, Tabla días y horas, 1517.
Marca diatécnica: Cron.

Definición:

Registro o catálogo que comprende todos los días del año, distribuidos por meses, con datos astronómicos y noticias relativas a celebraciones y festividades religiosas y civiles (DLE, s.v. almanaque).

Sinónimos(s):

almanaque, repertorio.

Ejemplo(s):

Ejemplo 1:

En la cabeza de todos los meses en los kalendarios, está escripto como por título que tiene el día ciertas horas y ciertas la noche. (Nebrija, Tabla días y horas, 1517, fol. IIv).

Ejemplo 2:

Tiene también lo que se suele contener en los comunes calendarios, como son letra dominical, áureo número, fiestas movibles y no movibles, y todo lo demás, lo qual, no menos clara que succintamente, aquí se hallará comprendido. (Sánchez de las Broças, Helt Frisio, Relox español, 1549, fol. 3v).

Ejemplo 3:

Cómo, por el calendario de suso puesto, sabrá el hombre el mes y día en que está. (Medina, Arte de navegar, 1545, fol. Vv).

Información enciclopédica:

La noche del día 4 de octubre de 1582 se arregló el calendario, de modo que el día siguiente por la mañana, que había de ser 5 del mismo mes, se contaron quince, quitando diez días que se habían dejado pasar de más en la suputación de los tiempos, desde el Concilio de Nicea, tenido el año de 325. El error provenía de que el año solar o juliano no es de 365 días y 6 horas enteras, sino 11 minutos menos. Y esto que había de menos componía desde el tiempo dicho los diez días. Y así el equinoccio vernal, que debía ser a 21 de marzo, había dejado al once. Para evitar esto en adelante se ordenó el año bisiesto, de modo que cada cuatro años se añada un día al año, y en 400 años se quiten 3 bisiestos, de suerte que los centenares, que debían ser bisiestos, no lo son sino de cuatro uno. El calendario debió su principio a Rómulo, después se reformó en tiempo de Numa y luego en el de Julio César, y así se mantuvo hasta Gregrorio XIII (Terreros: s. v. calendario). La longitud del ciclo de las estaciones, es decir, el intervalo de tiempo que separa dos equinoccios de primavera consecutivos, define el año, unidad básica del calendario, del mismo modo que el movimiento cotidiano del sol define el día. [...]. Los primeros calendarios solares de la antigüedad estaban basados en un año de 360 días, número redondeado que encajaba cómodamente en el sistema numérico sexagesimal de los sumerios. Pero el ciclo de las estaciones tiene más de 360 días, con lo cual el día de año nuevo de estos primeros calendarios se desplazaba gradualmente a lo largo de todo el ciclo estacional, desde el invierno al otoño, al verano y a la primavera. Con el tiempo, tales calendarios se hicieron prácticamente inutilizables, pues, a medida que iban transcurriendo los años, importantes eventos estacionales, tales como la crecida periódica del Nilo en Egipto, se producían en fechas cada vez más y más tardías.[...]. Sea como fuere, el número de días que abarca el ciclo de las estaciones no es un número entero. El año de 365 días sigue quedando corto, Cuando Julio César reformó el calendario, para lo cual contó con la asistencia técnica de astrónomos egipcios, […] estableció un nuevo calendario sobre la base de un año con 365 1/4 días; tres años de 365 días venían seguidos por un cuarto año de 366 días. Dicho calendario, el calendario juliano, fue utilizado en toda Europa desde su introducción en el año 45 antes de nuestra era hasta después de la muerte de Copérnico. Pero el año marcado por las estaciones es en realidad 11 minutos y 14 segundos más corto […]. La necesidad de llevar a cabo una reforma en el calendario […] constituyó una importante causa motriz de la propia reforma de la astronomía. […] En el nuevo calendario, impuesto a la mayor parte de la Europa cristiana por el papa Gregorio XIII en 1582, el año bisiesto es suprimido tres veces cada cuatro siglos (Thomas S. Kuhn 1985/1957: La revolución copernicana. La astronomía planetaria en el desarrollo del pensamiento occidental, trad. de Doménec Bergada. Barcelona: Ariel, 35-36). Las discusiones en torno a las reformas de los calendarios tuvieron un efecto aún más directo y dramático en la práctica de la astronomía renacentista, pues el estudio de aquellos enfrentó a los astrónomos con la inadecuación e insuficiencia de las técnicas de computación que venían empleando. Los errores acumulativos del calendario juliano habían sido reconocidos mucho tiempo antes, y las propuestas para reformarlo se remontaban a antes del siglo XIII. No obstante, tales proyectos no se pusieron en marcha de forma eficaz hasta el siglo XVI, cuando las crecientes dimensiones de las entidades políticas, económicas y administrativas dieron una renovada importancia a la necesidad de encontrar un medio eficaz y uniforme de computar las fechas. Dicha reforma se convirtió entonces en un proyecto oficial de la Iglesia, con resultados para la astronomía muy bien ilustrados por la propia biografia de Copérnico. A principios del siglo XVI se pidió a Copérnico que aconsejara al papado sobre la reforma del calendario. Copérnico declinó la oferta y propuso que fuera pospuesta la reforma, pues opinaba que las teorías y observaciones existentes aún no permitían establecer un calendario verdaderamente adecuado. Cuando Copérnico expone los aspectos de la astronomía de su tiempo que le habían llevado a reflexionar sobre su teoría fundamental, escribe: "En primer lugar, es tal su inseguridad [la de los matemáticos] acerca de los movimientos del sol y de la luna que no pueden deducir ni observar la duración exacta del año estacional" […]. La reforma del calendario, dice Copérnico, exige una reforma de la astronomía. El prefacio de su De revolutionibus concluye sugiriendo que su nueva teoría podría posibilitar la creación de un nuevo calendario. De hecho, el calendario gregoriano, adoptado por primera vez en 1582, se basaba sobre el estableciento de cálculos fundados en Copérnico (ibidem: 173-174).

~ de César

1ª datación del corpus: Anónimo, Repertorio tiempos, 1554.
Marca diatécnica: Cron.

Definición:

Calendario establecido por César, en el que el año tiene 365 días, 5 horas, 59 minutos y 20 segundos.

Ejemplo(s):

Ejemplo 1:

Otros, que han querido pintar este mes por un hombre que está comiendo y beviendo, significando en este mes ser más necessario el comer y bever que en los otros, a causa que está el calor ayuntado interiormente en el cuerpo, y haze más presto la digestión, y trae el apetito y da mayor voluntad de comer. Este mes en el calendario de Numa Pompilio traxo treynta días; en el (calendario) de César traxo treynta y uno, y ansí se considera oy día. (Anónimo, Repertorio tiempos, 1554, fol. Xv).


~ de Numa Pompilio

1ª datación del corpus: Anónimo, Repertorio tiempos, 1554.
Marca diatécnica: Cron.

Definición:

El calendario romano que corrigió Numa Pompilio.

Ejemplo(s):

Ejemplo 1:

Otros, que han querido pintar este mes por un hombre que está comiendo y beviendo, significando en este mes ser más necessario el comer y bever que en los otros, a causa que está el calor ayuntado interiormente en el cuerpo, y haze más presto la digestión, y trae el apetito y da mayor voluntad de comer. Este mes en el calendario de Numa Pompilio traxo treynta días; en el de César traxo treynta y uno, y ansí se considera oy día. (Anónimo, Repertorio tiempos, 1554, fol. Xv).


~ romano

1ª datación del corpus: Chaves, Sacrobosco, Sphera, 1545.
Marca diatécnica: Cron.

Definición:

El más célebre de los calendarios, cuyo origen se atribuía a Rómulo. (Autoridades).

Ejemplo(s):

Ejemplo 1:

Stoflerino, varón doctíssimo, en un calendario romano que hizo scrive el Can Mayor causar los caniculares. (Chaves, Sacrobosco, Sphera, 1545, fol. LXv).

Información enciclopédica:

El más celebre era el romano, cuyo origen se atribuía a Rómulo, el cual corrigió después Numa Pompilio, y se llamó Calendario de Numa, y últimamente Julio César, por lo que se llamó Calendario Juliano: del cual usó la iglesia en la distribución de sus fiestas y ritos, hasta que habiéndose reconocido estar errado el cómputo de los equinoccios, por los minutos menos de los 365 días y seis horas que señaló al año dicho Julio César, se mandó en el Concilio Niceno restituir el equinoccio vernal al día doce de las Kalendas de Abril, o 21 de Marzo, lo que se avisaba a las Iglesias por las cartas que llamaban Paschales, para la puntual observación de la Pascua según el rito Romano (Autoridades).

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