armonía

Definición:

Ejemplo 1:

El muy famoso y gran inventor de proporciones, Pythágoras, muy experto en Arithmética, [...] passando un día por una herrería (no sin inspiración buena), adonde se fabricava cierta obra con artificio de 4 martillos, vio el harmonía y oyó el sonido que cada uno de los quatro martillos por causa de la yunque en el ayre sonava. (Aurel, Arithmética algebrática, 1552, fol. 15v).

Ejemplo 2:

Nueva manera de órgano músico, cuyas cuerdas de metal, con los dedos tocadas, y con el arquillo, hazen una varia harmonía y apazible, templada con modos pares, con las quales, en alguna manera, se representan los sones de vihuelas y de corneta. (Besson, Teatro instrumentos, 1602, fol. H4v).

Ejemplo 3:

Armonía, dezimos que es la consonancia de las vozes suave a los oýdos. De las vozes, unas son graves, otras agudas, y la voz más gruessa suena de más larga cuerda, las agudas de las más delgadas. Y con varia desigualdad d’estas vozes se causan diversas armonías, las quales de la mutua comparación de las cuerdas consonantes las colligieron los antiguos en ciertos números. (Loçano, Alberto, Architectura, 1582, pág. 284).

Definición:

Ejemplo 1:

En las armonías están los números de cuyas correspondencias se cumplen las proporciones d’ellas, como en dupla, tripla, quádrupla; porque la dupla se ha de la sencilla sexquiáltera, a la qual también se le ha ya juntado la sexquitercia, como en este exemplo. (Loçano, Alberto, Architectura, 1582, pág. 286).

Ejemplo 2:

D’estos números, quales los hemos contado, usan los architectos, no confusa y mezcladamente, sino correspondiendo por toda parte en armonía, como el que quisiesse alçar paredes en una planta por ventura, cuyo largo sea doblado su anchura (Loçano, Alberto, Architectura, 1582, pág. 288).

Ejemplo 3:

Dexó para lo último la fábrica de el hombre, que era la última perfección de todo él, lo qual se conocerá si miramos el armonía admirable que ay en los cielos pequeños de los ojos, su fábrica y composición peregrina, la diversidad de cosas que dentro de tan pequeño espacio se encierran, los órganos artificiosos que abraçan, los muros y contramuros diáfanos que defienden y guardan la reyna de ellos, que son las pupilas. (Daça de Valdés, Uso de los antojos, 1623, fol. 1v).