ablandar

Definición:

Sinónimos(s):

Antónimos(s):

Ejemplo 1:

Con este elemento se transmutan las cosas inferiores y graves en livianas e superiores, assí como de las cosas terrestres, flores, yervas, frutas, carnes, aves e palo en alquitara y de otras maneras convierte en agua e humo y vapor; y del agua e licores y cosas convertidas en ellas resuelve en ayre, y de algunas de la tales conversiones torna en su esphera a convertir en sí mismo. También por su propria naturaleza ablanda cosas duras y endurece otras blandas, assí como nieve elada, cera, etcétera, y el barro y massa de pan. (Falero, Tratado del espera, 1535, fols. 8r-8v).

Ejemplo 2:

Si los pávilos estarán duros muéstralos un poco al fuego y ablandarse han de manera que se puedan atar y pegar el uno con el otro, dexándolos primero yguales y en largueza que te parescerá (Collado, Plática Artillería, 1592, fol. 81v).

Ejemplo 3:

Las aguas que caminan por encima de otras piedras, y si essas piedras son duras y muy magras, ellas toman muy poco sabor. Y si caminan encima de piedras blandas y grasas, mucho se tiñen, o toman del sabor y no toman de la color. Y en esta manera avemos dicho ser la piedra de la calçina, la qual las aguas que son calientes la ablandan y la hazen muelle. (Pseudo Juanelo Turriano, Veinte y un libros, ca. 1605, fol. 32v).

Definición:

Antónimos(s):

Ejemplo 1:

Algunos ay que, para que más se ablande el metal, antes que se enfríe, assí caliente, le apagan con agua, para que quede vidrioso. Algunos se contentan con quemarlo una vez, otros dos, otros tres, conforme a la natura y condición del mineral. (Pérez Vargas, De re metallica, 1568, fols. 76v-77r).

Ejemplo 2:

Como podemos considerar en el hierro, el qual, aunque de su naturaleza es duro, en la hornaza, con el fuego y su calor, se ablanda, de manera que fácilmente se labra de toda suerte, y assí, quando está blando y caliente, si con agua fría se moja, se buelve a endurecer y restituye su antigua propriedad. (Urrea , Vitruvio, Architectura, 1582, fol. 12r).

Ejemplo 3:

Échense luego muy pequeños pedacitos de hierro mezclados con aquella casta de piedra que fácilmente se derrite al fuego, désele muy violento hasta que se haga todo agua y, estándolo, se pongan dentro dos o tres pedaços gruessos de plancha o bergajón, y se cuezan allí por cinco o seis horas; ablándase como massa, sácanse y estíranse sobre la yunque a golpe de martillo. (Alonso Barba, Arte de los metales, 1640, fol. 103v).