Diccionario de la Ciencia y de la Técnica del Renacimiento

Celso, Hugo de, Reportorio universal de todas las leyes d’estos reynos de Castilla, Medina del Campo, Juan María da Terranova y Jacome de Liarcari (imprenta de Francisco del Canto), 1553, comp. Andrés Martínez de Burgos


Datos biográficos
(Châlon-sur-Saône, Francia, ca. 1481 – ca. 1544).

os momentos más importantes de su vida pueden ser parcialmente reconstruidos a base de las declaraciones depuestas por el propio Hugo de Celso ante los inquisidores. Nació en Châlon-sur-Saône en torno al año 1481, en el seno de una familia burguesa humilde. El apellido paterno parece ser De Sots, latinizado Dissutus, lo que era traducido nuevamente al francés como Descousu; variantes que, indistintamente, eran utilizadas por nuestro autor.

Los primeros pasos de su educación estuvieron dirigidos al sacerdocio, tal vez por influencia de su hermano, Jehan Gendret, archidiácono de Châlon: tras estudiar gramática en su ciudad natal, habiendo cursado estudios universitarios probablemente en París, y después de recibir las órdenes menores y mayores en 1501, viajó a Italia en 1502. A partir de este momento, los datos proporcionados por Celso sobre su preparación intelectual son una mezcla de realidad y fantasía, inducidos por la vanidad. De esta forma, afirmó haber estudiado en Turín bajo las enseñanzas de Claudio Sesello, y en Padua fue obsequiado con las enseñanzas de los más grandes juristas del momento (Lencelot, Jason de Mayno, Decius, Francisco y Rocco de Curte, Jacobo de San Jorge, Hipólito de Marsella, etc.) hasta obtener en 1508 el doctorado in utroque a los veintisiete años.

En 1510, se había matriculado en la Universidad de Basilea y frecuentaba los círculos aristocráticos , donde consiguió ganarse la confianza del príncipe y abad de Luzila, al cual llegó a representar. Asimismo, fue contratado como corrector por el famoso editor de Basilea Jean Amerbach, al que terminaría defraudando en los negocios y la amistad. Tras su huida, en 1511 fue nombrado canónigo de la Iglesia de Saint-Georges de Châlon, pero vendió la plaza a Humberto Renon por 200 ducados; tráfico de influencias en doble dirección por el que luego sería acusado de simonía.

Entre los años 1512 y 1516 vivió en Lyon como editor y glosador, al servicio del impresor parisino Simon Vincent. Allí editó, en 1513, su Stylus Parlamenti, que firmó como profesor de Derecho Canónico en Montpellier. Glosó y editó también las Viate patrum de San Jerónimo, que firmó como «Celsus Hugo Dissutus in utroque jure licenciatus Cathedralique prefate urbis canonicus creatus». Fruto de la infatigable actividad de estos años fue la edición y corrección de las prácticas de Baldo y Lanfrancus de Oriano, los comentarios a los Códigos de Guillermo de Cúneo, las Apostillas a Dino de Mugello, el Infortiatum y nuevo Digesto, los comentarios al libro VI de las Decretales de Felipe Franco y, finalmente, las Coustumes du pays de Bourgogne, entre otras.

En 1516, tras el fallecimiento de Fernando el Católico y la proclamación de su nieto Carlos, en marzo de 1516, en la Corte de Bruselas, Hugo de Celso se presentó en dicha ciudad con la intención de mostrar al joven monarca tres cartas del rey Luis XI que demostraban los legítimos derechos de Carlos al ducado de Borgoña como nieto de María de Borgoña; adoptaba, así, las tesis austríacas frente a las del rey francés Luis XII, a quien pocos años antes había dedicado un poema laudatorio. Si bien su oportunismo político fue económicamente recompensado por Carlos I, a su regreso a Lyon pesaba sobre él una orden de detención y de embargo de bienes por traidor, circunstancias por las que huyó a Aragón (Zaragoza), donde se puso al servicio del conde de Aranda, al que representó en un pleito sobre el vizcondado de Biota. Hugo reconocerá que el conde «me pagó muy liberalmente» tras el éxito de su defensa, por lo que decidió partir hacia los Países Bajos; no obstante, iniciado el viaje, «por Cathaloña los ladrones me asaltaron e me pusieron en camisa e mataronme un mozo», por lo que, «veyendo que con todo mi trabajo yo no alcanzaba lo que yo podía, de enojo me puse fraile». Y, efectivamente, el 15 de febrero de 1517 era recibido entre los franciscanos de Brujas, tomando los votos un años después. Al parecer, durante estos meses trabajó como corrector en la imprenta de Johann Froben.

Después de una serie de desencuentros con algunas autoridades de su Orden, en 1520 decidió volver a Aragón y acogerse a la protección del conde de Aranda o del duque de Nájera. Aquél le encomienda una misión importante en Roma (la obtención de una dispensa papal para el matrimonio de su hija con Manrique de Lara), adonde, desobedeciendo a sus superiores religiosos, llegó a finales de 1521. Allí, convertido por sus gestiones en embajador del Papa ante el Sacro Colegio cardenalicio, intentó obtener un obispado, hasta que, convencido finalmente de la inutilidad de sus esfuerzos, entró en una grave crisis personal, profesional y, seguramente, espiritual. Efectivamente, hasta el año 1525 Hugo había firmado sus escritos como «Frater Celsus Hugo Dissutus Ordinis Minorum», pero a partir de 1526 abandonó la Orden y comenzó a firmar sus escritos como «Celsus Hugo Dissutus, juris utriusque doctor».

En 1528, Celso decidió cambiar de aires y viajó a la corte de Madrid, en donde la mujer del virrey de Nápoles contrató sus servicios como letrado. Al desplazarse la Corte a Toledo, siguió a su importante cliente hasta dicha ciudad. Allí conoció a Catalina Laso de la Vega, con la que —a pesar de la condición religiosa de nuestro autor— se casó ese mismo año en secreto ante Álvaro Calderón, vicario de la parroquia de San Bartolomé. Agotados la mayor parte de sus recursos —mantenía un nivel de vida desacorde a sus ingresos— y amenazado de cárcel por sus acreedores, decidió abandonar Toledo. Tras vivir unos años en Barcelona, el duque de Nájera le pidió que regresara para informar de ciertos asuntos; a su vuelta, fue detenido y permaneció varios meses en la cárcel, hasta que fue liberado gracias a la garantía del duque y la venta de los bienes de Catalina, con la que se desposó en ceremonia pública en 1531. Sería un exceso de confianza que Hugo pagaría muy caro. En enero de 1532 fue denunciado ante la Inquisición y detenido el 5 de marzo bajo la acusación de apostasía y herejía: había vendido su plaza de canónigo y además, siendo sacerdote, había contraído matrimonio. Se proponía la pena de cárcel perpetua. De esta forma, el 14 de marzo de 1535 era condenado por bigamia y luteranismo «a cárcel perpetua y le mandamos que traya sobre todas sus vestiduras un sambenito con el aspa», destitución de todo oficio y beneficio y confiscación de todos sus bienes, aunque se le absolvió de la pena de excomunión para permitirle hacer penitencia y comulgar en la misa de los domingos y fiestas preceptivas.

Hay constancia de que el 15 de octubre de 1537 firmó un contrato con Claudio Tupin, librero de Lyon que exportaba desde Salamanca, por el que se comprometía a escribir algunas obras jurídicas, entre ellas el Repertorio decisivo, que se publicó a finales de 1538 en la imprenta vallisoletana de Nicolás Tierry, con dedicatoria al cardenal Tavera, arzobispo de Toledo (e Inquisidor General al año siguiente), en un intento de conseguir más beneficios penitenciarios. Sin embargo, cuando el libro salió a la luz, Hugo de Celso ya había puesto en práctica otra decisión más drástica sobre su futuro: había urdido financiar su fuga con el dinero que Claudio Tupin le había entregado por escribir su Repertorio. El 13 de noviembre de 1538 la Inquisición pregonó la fuga del doctor Celso y el 22 de ese mes se le otorgó un plazo de treinta días para que regresara voluntariamente so pena de declararle contumaz. Un año más tarde, el 11 de marzo de 1539, fue descubierta su presencia en Toulouse; nuestro autor, de sesenta años de edad, vivía enseñando a estudiantes. El 14 de marzo el bachiller Juan Villa comunicaba a la Inquisición de Toledo el acontecimiento y pedía instrucciones. La correspondencia entre los inquisidores de Toulouse, Zaragoza y Toledo en mayo y junio de 1539 da cuenta de la detención y petición de traslado del condenado a Toledo y de las dificultades económicas para su custodia desde Francia a España.

El final de Hugo de Celso es un misterio. Dado que por los problemas económicos antes mencionados no fue devuelto a Toledo, la Inquisición decidió quemarlo en efigie el 29 de septiembre de 1539. De su periodo de encarcelamiento en Tolosa de Francia, sólo sabemos que envió una carta solicitando ayuda al banquero de Lyon François Xabot. Algunos estudios afirman, sin pruebas documentales, que Celso fue quemado en 1551; por el contrario, M. Bataillon supone que su vivicombustión debió de realizarse poco después de junio de 1544, fecha del último documento de su proceso inquisitorial.

Su obra más importante, y por la que Hugo de Celso ha pasado a la posteridad, es su diccionario jurídico titulado Las leyes de todos los reynos de Castilla, Valladolid, Nicolás de Thierry, 1538, continuadora de una tradición jurídica iniciada desde la época romana, a cuyo lado cabe situar también el Repertorio de todas las leyes de Castilla (1529), de Jaime Soler, el Repertorio de todas las leyes y pragmáticas y bulas, publicado a modo de índice del Libro de las bulas y pragmáticas (1549), o el Repertorio de la Nueva Recopilación de las leyes del reyno (1571) de Diego de Atienza. Sin embargo, ninguno de ellos tuvo tanta utilidad y aceptación como el Repertorio de Celso, lo que se tradujo en diversas ediciones de la obra. Tras la edición príncipe de Valladolid (1538) patrocinada por el librero Claudio Tupin, tuvo una reimpresión en Alcalá de Henares (1540). Pocos años después la obra obtuvo, el 8 de abril de 1546, privilegio para su impresión y venta por el librero Claudio Tupin; pero esta edición aparecía ahora completada por el doctor Aguilera, catedrático de decretos en Salamanca, el doctor Victoria, abogado y colegial en el Colegio del Cardenal de Valladolid, y el licenciado Hernando Díaz, y ya con otro título (1547). Finalmente, también hubo una edición corregida y aumentada por Andrés Martínez de Burgos, publicada en Medina del Campo (1553).

La composición del Repertorio, según las declaraciones del propio autor a lo largo de su proceso inquisitorial, ya había comenzado anteriormente. En marzo de 1532, Celso solicitó a la Inquisición el traslado a una habitación más luminosa «para poder escribir en mi obra... para que yo acabe la obra que tengo començada», y el contrato de edición con el librero Claudio Tupin lleva fecha de 15 de octubre de 1537. Este mismo año la reina otorgaba el privilegio para su impresión, que finalizaría el 10 de octubre de 1538. En todo caso, muy probablemente Hugo de Celso comenzó el diccionario de leyes castellanas poco antes de su detención en 1532, concluyendo la totalidad de la obra en el otoño de 1537. Fue un diccionario más completo y minucioso que cualquiera de los anteriores, cuyo fin era facilitar el conocimiento, estudio y consulta de la legislación castellana vigente, única que podía ser alegada en juicio, al menos en teoría. Además, Celso incorpora voces de derecho privado y, respecto a las voces comunes, transcribe parte de los textos legales en que se basa.

Las ediciones posteriores, de 1547 y 1553, completaron las voces y añadieron alguna nueva. En todo caso, no se limitaron a añadir las más recientes pragmáticas y leyes dadas en Cortes, sino que también incorporaron textos de Partidas y disposiciones de monarcas anteriores a Carlos I que no habían sido incluidas por Hugo de Celso. La de 1553, llega hasta las disposiciones dadas en las Cortes de Valladolid de 1548. Fue, por tanto, la última y más completa versión del diccionario jurídico castellano del doctor Celso. (En J. Alvarado Planas, “Introducción” a la edición facsímil de Hugo de Celso, Reportorio vniversal de todas las leyes destos reynos de Castilla, Madrid, Boletín Oficial del Estado, 2000, pp. VIII-XVII).

Ejemplares y otras ediciones

Las leyes de todos los reynos de Castilla, abreviadas y reduzidas en forma de repertorio decisivo por la orden del A.B.C. por Hugo de Celso..., Valladolid, Nicolás Tyerri, 1538: Burgos, Biblioteca Pública del Estado; Getafe, Universidad Carlos III, Biblioteca de Ciencias Sociales y Jurídicas, FA/348; León, Biblioteca Pública del Estado, FA.8126; Logroño, Biblioteca Pública del Estado, IyR/36; Madrid, Biblioteca Nacional, R/15403, R/26348; Madrid, Fundación Lázaro Galdiano; Oviedo, Biblioteca Universitaria, R-285.

Reportorio de las leyes de todos los reynos de Castilla..., abreviadas y reduzidas... Agora nuevamente por el Doctor Aguilera... y por el Doctor Victoria... corregido y añadido... Visto y examinado por el Licenciado Hernando Díaz, Valladolid, Juan de Villaquirán, 1547: Córdoba, Biblioteca Provincial, 14/344; Madrid, Biblioteca Nacional, R/4367; Valencia, Biblioteca Universitaria, Z-10/187.

Medina del Campo, Juan María da Terranova y Jacome de Liarcari (imprenta de Francisco del Canto), 1553: Albacete, Tribunal Superior de Justicia, 43; Cáceres, Biblioteca Pública del Estado “A. Rodríguez Moñino y María Brey”, 1/8672; Cádiz, Biblioteca Provincial, XVI-172; Ciudad Real, Biblioteca Pública del Estado, 1506; Granada, Universidad de Granada, Facultad de Derecho, N-153; Lugo, Biblioteca Provincial; Madrid, Biblioteca Nacional, R/6383; Madrid, Palacio Real; Madrid, Real Academia de la Historia, 5/813; Salamanca, Biblioteca Universitaria, 1376; Valencia, Biblioteca Municipal Serrano Morales, 11/23.

Ediciones modernas

Hugo de Celso, Reportorio vniversal de todas las leyes destos reynos de Castilla, Madrid, Boletín Oficial del Estado, 2000 (edición facsímil de la de Medina del Campo, Juan María da Terranova y Jacome de Liarcari, 1553).


Repositorio Gredos: https://gredos.usal.es/jspui/handle/10366/83263
URI : https://hdl.handle.net/10366/83263
Manuscrito Consultable de Celso, Hugo en la Biblioteca General de la Universidad de Salamanca


CILUS: Fichero Transcrito de Celso Hugo