acia 1570, Sevilla ejercía aún gran atracción para los científicos. Zamorano, cosmógrafo y matemático de sólida formación, entró a formar parte del personal científico de la Casa de Contratación en 1575. Estando encargado de la enseñanza de los pilotos y del reconocimiento de los instrumentos, adquirió destreza en el arte de construirlos, por lo que en 1579 obtuvo la comisión de cosmógrafo encargado de la fabricación de instrumentos en la Casa. Al parecer desarrolló una intensa actividad no sólo en las cuestiones de navegación de las Indias, colaborando con Pedro Sarmiento de Gamboa en la elaboración de mapas para la exploración del estrecho de Magallanes, sino también registrando un eclipse de luna y observando cometas. En 1586 fue nombrado piloto mayor de la Casa, permitiéndosele mantener sus otros empleos. Esto, que significaba un monopolio del trabajo científico en la citada institución, fue ampliamente criticado, especialmente por Domingo de Villarroel, un cosmógrafo veneciano con licencia para hacer mapas pero sin nombramiento en la Casa, junto con Grateo, un fabricante de instrumentos francés. Finalmente, la Universidad de Mareantes, el Sindicato de Pilotos de Sevilla, se unió a la campaña contra Zamorano sobre la base de que no tenía experiencia como marino. Este argumento fue rebatido con facilidad por el Consejo de Indias, que siguió considerando que las funciones a desempeñar por el piloto mayor y por los cosmógrafos debían determinarse por la cualificación científica (teórica) de la persona nombrada. Sin embargo, en 1596, Andrés García de Céspedes reemplazó a Zamorano como piloto mayor hasta noviembre de 1598, fecha en la que éste fue rehabilitado en su cargo. A Zamorano, Céspedes y Pedro Ambrosio de Ondériz, del Consejo de Indias, se les ordenó que colaboraran en la revisión del Padrón. Como Ondériz murió sin que el trabajo estuviese muy avanzado, Zamorano colaboró con Céspedes a entera satisfacción del Consejo.

Zamorano estuvo casado con doña Josefa de Oceta y tuvo tres hijos, Rodrigo, Blas y Margarita, sobreviviéndole todos ellos. En febrero de 1613, debido a su edad y su estado de salud, obtuvo una digna pensión.

Sus dos trabajos más notables fueron un libro de texto dedicado a la náutica y una Cronología y repertorio de la razón de los tiempos. Ambos destacaron por la claridad en la presentación y la modernidad de su contenido. El Compendio contiene descripciones didácticas de astrolabios y cuadrantes, instrucciones para el uso de la ballestilla y la caja de la aguja de marear y de cómo fijar un punto en una carta marina. Discute también la medida de la longitud (es decir, la conversión de los grados en distancias) y del tiempo. El libro alcanzó cinco ediciones hasta el final de la centuria. La edición de 1588 fue traducida al inglés y publicada como apéndice al texto más popular en este idioma, Certaine errors of navigation de Edward Wright, obra también de gran difusión. Zamorano estableció también un museo o colección de rarezas de todo el mundo y un jardín botánico. (En J. M.ª López Piñero et alii, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Barcelona, Ediciones 62, 1983, s. v. Zamorano, Rodrigo).

Ejemplares y otras ediciones

Sevilla, Alonso de la Barrera, 1581: Madrid, Biblioteca Nacional, R/4024; Madrid, Museo Naval, CF-32.

Sevilla, s. n. (Andrea Pescioni), 1582: Madrid, Biblioteca Nacional, R/3517.

Sevilla, Joán de León, 1588: Lugo, Biblioteca Provincial; Madrid, Biblioteca Nacional, R/3218; Madrid, Museo Naval, CF-41, CF-130; Madrid, Real Academia Española, 5-B-31; Salamanca, Biblioteca Universitaria, 1459, 12988.

Sevilla, Juan de León, 1591: Madrid, Biblioteca Nacional, R/31423; Madrid, Museo Naval, CF-38.

Ediciones modernas

Rodrigo Zamorano, Arte de navegar, Madrid, Ministerio de Cultura, 1973.

Rodrigo Zamorano, Compendio del arte de navegar, en Obras clásicas de Náutica y Navegación, Madrid, Fundación Histórica Tavera, 1998, CD-Rom (edición facsímil de la de Sevilla, Alonso de la Barrera, 1581).