os escasos datos biográficos que conocemos hasta el momento se reducen a los que aparecen en la portada de su única obra conocida. Juan de Belveder era natural de Tauste, perteneciente al reino de Aragón. Compuso en 1597 el Libro general de las reduciones de plata y oro de diferentes leyes y pesos, de menor a mayor cantidad, y de sus interesses a tanto por ciento, con otras reglas y avisos muy necessarios para estos reynos del Pirú.

La primera referencia biográfica se encuentra recogida en la obra de Félix de Latassa (1796-1802), quien añadió a esta información que Belveder era «muy perito en las ciencias exactas» y su obra «rara y curiosa». Maffei y Rua (1871-1872) aportan el dato de que de Tauste pasó a México y a la Villa de Potosí, donde «debió ejercer algunos destinos propios de aquellas minas», al tiempo que desmienten la atribución a este autor de un tratado sobre la «plata de intereses de S. M.» y señalan la existencia de una relación sobre las minas de Guancavelica escrita por un supuesto hijo suyo, de igual nombre y también nacido en Tauste, si bien Víctor Navarro ha desestimado dicha atribución. Hernández Esteve (1981) agrega que es «una obra útil para discernir el valor y la fineza de los metales preciosos, pero no se limita a esta función, sino que discurre también sobre otras materias propias del cálculo mercantil».

En el ambiente de prosperidad que existía en esta época gracias a la explotación de las minas americanas, Belveder decidió escribir un libro con el objetivo de ayudar a erradicar los abusos que cotidianamente se producían en Perú, «a donde a corrido y corre la mayor grossedad de riquezas, (...) por ser la mayor mercadería del oro y plata, perlas y piedras preciosas». Prolifera, por tanto, en Europa este tipo de obras, encaminadas a facilitar la labor cotidiana de los profesionales del intercambio mercantil, mediante la resolución de aquellos problemas planteados por unas relaciones y operaciones económicas y comerciales cada vez más complejas. Esta variante de la aritmética práctica gozó de una extremada popularidad —como lo demuestra la multitud de títulos aparecidos y las distintas reimpresiones que alcanzaron muchos de ellos—, que sólo puede ser entendida en el contexto del reconocimiento social de las tareas del artesano por parte de algunos de los intelectuales renacentistas más prestigiosos.

Debido a la finalidad eminentemente práctica de este tipo de literatura, es difícil poder hacer una clasificación en compartimientos estancos; no obstante, podemos considerar un grupo de obras destinadas a la reducción de monedas a través de tablas de relaciones de los valores oficiales —que no reales— de las monedas de los distintos reinos y repúblicas. Un segundo grupo recogería los tratados dedicados a una actividad profesional o administrativa concreta. Y el tercero incluiría todos aquellos manuales dirigidos específicamente al mercader. El Libro de Belveder participa, en mayor o menor grado, de las características de los tres, como ocurre en la mayoría de los impresos de este tipo. A pesar de ello, cabe incluirlo en el segundo, junto a autores tan notables como su paisano A. Adrián de Ainsa, J. de Arfe y Villafañe, Díez Freyle y otros, quienes pudieron influir de forma más o menos directa sobre el matemático aragonés.

En cuanto a su contenido, el volumen de Belveder puede articularse en tres apartados. En el primero ofrece amplia información sobre el ensayo de metales preciosos, pesos y finezas del oro y la plata, si bien no desde la perspectiva de un ensayador, al encontrarnos ante una aritmética —E. Portela ha llamado la atención sobre los problemas con que se enfrentaban los ensayadores, que llegaron a ser denunciados ante los tribunales por labrar plata falta de ley para las monedas, por lo que, como ya en 1576 expresó Arfe y Villafañe, necesitaban pautas y patrones claros para establecer la ley de los distintos metales preciosos—. El segundo presenta una sucesión de tablas de reducciones de valores de las distintas piezas de plata, de cambios de monedas y del cálculo de ciertos derechos que gravaban mercancías y metales preciosos. En el tercero y último se dan en forma aritmética las reglas generales utilizadas para confeccionar las distintas tablas y se incluyen cuarenta y dos problemas, donde se hace referencia a las reglas de tres y a las de la falsa posición.

Según estos apartados, podemos ver cuál era el público al que buscaba dirigirse Belveder: principalmente la burgesía comercial y los «contadores», como él mismo, por otra parte, confesó abiertamente en las páginas de su trabajo. (En V. L. Salavert Fabiani, “Notas acerca del Libro general de las reducciones de plata y oro... (Lima, 1597) de Juan de Belveder”, en F. Bujosa i Homar et alii (eds.), Actas del IX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Historia de la Medicina, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 1991, pp. 321-333).

Ejemplares y otras ediciones

Lima, Antonio Ricardo, 1597: Madrid, Biblioteca Nacional, R/4506; Madrid, Instituto de Cooperación Iberoamericana de la Agencia Española de Cooperación Internacional, 3Gr-7820; Madrid, Palacio Real.