Diccionario de la Ciencia y de la Técnica del Renacimiento
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( tomado del lat. serpentīnus (Ernout-Meillet), con influjo semántico del fr. serpentin(e) ‘cañón alargado de poco calibre’ (TLF) ).
Familia léxica: serpentina, serpentino.

1. sust. m.

1ª datación del corpus: Álaba, Perfeto capitán, 1590.
Marca diatécnica: Art.

Definición:

Pieza de artillería de menor calibre, longitud y alcance que la culebrina.

Sinónimos(s):

culebrina bastarda.

Ejemplo(s):

Ejemplo 1:

Guardar la proporción que a de tener el peso de la pólvora con el de la pelota, la qual es […] [e]n las pieças mayores, como son sacres, medias culebrinas, basiliscos y serpentinos, […] de 4/5 de pólvora de lo que pesa la pelota. (Álaba, Perfeto capitán, 1590, fol. 183r).

Ejemplo 2:

Por poco o mucho que tire una pieça, los puntos d’ella guardan la proporción en la distancia que se va ganando del tiro del nivel hasta llegar al que llaman los artilleros de más tira que guardan los puntos de las caças de las culebrinas, basiliscos o serpentinos, de suerte que si alguna d’estas pieças, levantada un punto sobre el del nivel, ganó dozientos passos de longitud […], puesta en la elevación del segundo, gana otros tantos. (Álaba, Perfeto capitán, 1590, fol. 232r).

Ejemplo 3:

El serpentín o culebrina bastarda del orden común y ordinario tira 24 libras de bala con 24 libras de pólvora gruesa, y de fina, 19 1/2. Pesa 27 quintales. Alcança de puntería 1.120 passos, por el ánima, 560 y por su mayor elevación, 6.664. Tiene de largo 27 calibres, que hazen 13 pies geométricos. (Ufano, Tratado de la Artillería, 1613, pág. 26-27).


2. sust. m.

1ª datación del corpus: Juanelo Turriano, Veinte y un libros, a. 1605.
Marca diatécnica: Mineral.

Definición:

Piedra de color verdoso, con manchas o venas más o menos oscuras, casi tan dura como el mármol, tenaz, que admite hermoso pulimento y tiene mucha aplicación en las artes decorativas. (DLE, s. v. serpentina).

Sinónimos(s):

piedra serpentina, serpentino.

Ejemplo(s):

Ejemplo 1:

Aquí no he tractado del mármol, ni del alabastro, ni del pórfido, ni del serpentín, ni del jaspe, que ay de tantas colores y manchas tan variadas. Sólo he tractado de las piedras comunes para edificios. (Pseudo Juanelo Turriano, Veinte y un libros, a. 1605, fol. 255V).



Véase serpentina.

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